miércoles, 6 de mayo de 2009

Sobre el "Hipster"


Traducción de fragmentos de una nota -debatible- publicada por Adbusters sobre la nueva "contracultura" juvenil. los nuevos "Alternativos".


Hemos alcanzado un punto en nuestra civilización en el que la contracultura ha mutado en una auto-obsesiva estética vacía. Mientras el hipsterismo es el producto final de todas las otras contraculturas, ha sido despojada de su subversión y originalidad.
Desde que los Aliados bombardearon al Eje a la sumisión, la civilización occidental ha tenido una sucesión de movimientos contra-culturales que han desafiado enérgicamente al status-quo. Cada sucesiva década de la era de post guerra los ha visto destruir estándares sociales, hacer disturbios y luchar para revolucionar todo aspecto de la música, el arte, el gobierno y la sociedad civil.


Pero luego de que el punk fue plastificado y el Hip-Hop perdió su impulso de cambio social, todas las previamente predominantes corrientes de “contracultura” se han fusionado. Ahora, un mutante y trasatlántico crisol de estilos, gustos y comportamiento ha llegado a definir la generalmente indefinible idea del “Hipster”

Una apropiación artificial de diferentes estilos de diferentes eras, el hipster representa el fin de la civilización occidental – una cultura perdida en la superficialidad de su pasado e incapaz de crear cualquier nuevo significado. No solo es insostenible, es suicida. Mientras movimientos juveniles anteriores han desafiado la disfuncionalidad y decadencia de sus mayores, hoy tenemos al “hipster” – una subcultura juvenil que emula la condenada superficialidad de la sociedad de masas.

Da una vuelta por las calles de cualquier gran ciudad Norteamericana o Europea y de seguro veras grupos de moda-concientes veinteanieros dando vueltas y haciendo gala de previsibles marcas estilísticas: pantalones ajustados , calzas de algodón, bicicletas modificadas, franelas vintage, lentes falsos y el keffiyah – inicialmente usado por estudiantes judíos y manifestantes occidentales para expresar solidaridad con los Palestinos, el keffiyah se ha vuelto un accesorio cliché de moda hipster totalmente carente de significado.

Hace diez años, un hombre vistiendo una remera escote en V lisa y bebiendo una cerveza pabst no hubiese sido jamás acusado de ser un seguidor de tendencias. Pero en el 2008, esas cosas se han vuelto cliches desvergonzados de una clase de individuos que buscan escapar de su propia riqueza y privilegios mediante la inmersión en la estética de las clases trabajadoras.

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Amantes de la apatía y la ironía, los hipsters están conectados a través de una red global de blogs y tiendas que empujan una visión global de estética informada de la moda. Vagamente asociados con alguna forma de salida creativa, asisten a fiestas de arte, toman fotografías de baja resolución con cámaras analógicas, montan sus bicicletas a pubs nocturnos y sudan en fiestas de disco-cocaína.

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Con nada que defender, o incluso de lo que aferrarse, la idea del "hipsterismo" es dejada expuesta al ataque. Y aun así, es esta irónica falta de autenticidad que le ha permitido crecer hasta convertirse en un fenómeno global destinado a consumir la misma base de la contracultura occidental. La mayoría de los críticos hacen del ataque a la falta de individualismo del hipster un punto fundamental, pero es esa ofuscación tenaz lo que los distingue de todos sus predecesores, mientras permite al hipsterismo mezclarse y mutar fácilmente otros movimientos sociales, subculturas y estilos de vida.

..Es raro, sino imposible, encontrar un individuo que se declare a si mismo hipster orgullosamente. Es una extraña danza de auto-identidad – negando totalmente su existencia mientras vistes símbolos claramente definidos que la proclaman.

De muchas formas, el estilo de vida promovido por el hipsterismo esta altamente ritualizado. Muchos de los que van a las fiestas y son objeto de las fotografías de los foto-bloggers sin duda se arrastran fuera de la cama a la mañana siguiente e inmediatamente re-experiencian la noche anterior de libertinaje. Con los ojos rojizos y exhaustos, se sientan encorvados frente a sus laptops, sumergiéndose en un mar de similaridad para encontrar su propio (momentáneo) emocionante instante de perfecto hipsterismo.

Lo que ellos quizás sepan o quizás no es que los “cazadores de modas” también estarán escarbando los mismos lugares, tomando nota de cómo se visten y de que consumen. Estos marketineros y promotores de fiestas son pagados por relacionarse con la cultura juvenil para luego revendérsela por una ganancia. Al final, los hipsters compran lo que creen que inventaron y se les sirve a cucharadas su prefabricado estilo de vida.

El Hipsterismo es la primer “contracultura” en nacer bajo el microscopio de la industria de la publicidad, dejándola abierta a constante manipulación pero también forzando a sus participantes a continuamente cambiar sus intereses y afiliaciones. Más que una subcultura, los hipsters son un grupo de consumo – usando su capital para comprar vacía autenticidad y rebelión. Pero en el momento que la moda del momento, banda, sonido, estilo o sensación gana demasiada exposición, es repentinamente mirada con desden. Los hipsters no pueden mantener ninguna lealtad cultural o afiliación por miedo a que perderán relevancia.

Una amalgama de su propia historia, la juventud de occidente se queda con consumir moda en lugar de crearla. El zeitgeist cultural del pasado siempre ha sido encendido por furiosa indignación y son movimientos reaccionarios. Pero el mantenimiento auto-involucrado e isolado del hipster no hace nada para alimentar la evolución cultural. El pozo de la civilización occidental se ha secado. La única forma de evitar llegar al colosal fallo social que se asoma en el horizonte es que los chicos abandonen esta vana existencia y comiencen de nuevo.

Somos una generación perdida, desesperadamente trepándose a cualquier cosa que se sienta real, pero demasiado asustados para volvernos reales nosotros mismos. Somos una generación derrotada, resignada a la hipocresía de los que vinieron antes de nosotros, que alguna vez cantaron canciones de rebelión y ahora nos las venden. Somos la última generación, una culminación de todo los que vino antes, destruida por la insipidez que nos rodea. El hipster representa el fin de la civilización occidental – una cultura tan desconectada que ha dejado de crear nada nuevo.


Articulo completo en AdBusters (Ingles)



Comentarios -tambien debatibles- de http://caspadestrellas.blogspot.com/

Haddow desmenuza con mucha inteligencia la apropiacion de conceptos, desde la descarga social del hip hop a la rebeldia del punk, que son vaciados de contenido, por lo tanto de impacto social; caprichos que viven del pasado por la falta total de imaginación para crear un presente.

El conjuro de multiples estilos y gustos es la trampa que oculta el vacio. De una manera mucho más banal, principalmente por diferencias económicas, sucede lo mismo en el photoshooting local que reina en la noche de Compass y que se reproduce en la mayoria de las bandas que tocan cada viernes. Lo que sucede arriba del escenario tiene la misma importancia que lo que sucede debajo, marcando la pauta que para sobresalir hoy por hoy, no hace falta hacer nada especial; simplemente hace falta tener un hedonismo y un narcisimo mucho más fuerte que cualquier pulsión artistica. A los que se pregunten ¿qué es lo criticable de tocar en compass? quizás sea eso, que la realidad es que nadie asiste por el hecho de pasar sus discos o tocar sus canciones, aunque siempre podemos encontrar honrosas excepciones, solo se asiste porque se legitima la pertenencia a una escena que no existe, imaginario que se vende a un precio regalado o que encuentra su satisfacción en ser saludado o invitado por un "nombre". Se barre entonces con el concepto de tribu o lugares de pertenencia y se vive en la noción de que ser un "hipster" o un "compassero" es una forma de ser en si misma.

Haddow dispara: para él los hipster son el final de la civilización occidental, el último eslabón que pisa la cabeza de la cultura y destroza todo lo que las generaciones anteriores idearon y supieron soñar. Remarca que no solo es un acto carente de sustancia: es un acto suicida. ¿Pero por qué?. Quizás la respuesta sea muy simple y su solución extremadametne compleja. El hedonista encuentra en su contrucción la unica fuente de placer que necesita para sobrevivir ¿por qué iba a necesitar el cuerpo de los otros y su contacto? Más brutal: ¿por qué necesitarian coger o simplemente ser conmovido por la presencia y el tacto ajeno? ¿acaso debajo de horas de estudio programado para que todo este en su lugar vale la pena desarmarlo todo? ¿debajo de la ropa y detrás de la cámara hay algo?

En los ´90 el suicidio hubiesen sido las cámaras. La trilogia Ave Porco - Morocco - El Dorado, la explosión hormonal de Amerika y los encuentros románticos en El Alvear, los cruces furtivos en las fiestas de El Deseo, la invitación de juego abierto en Nave Jungla, los últimos estertores de un rock visceral en Cemento, los choques de cuerpo en las raves de Parque Sarmiento. No habia manera de estar solo y al mismo tiempo no habia manera de no fomentar un momento de intimidad con alguien. Lo cultural trae como plus no la melomania de los criticos del indie, que deben coger tan poco como los hipsters, trae el acercamiento brutal de una charla de diez minutos en donde dos personas descubren que solo la casualidad los mantuvo separados tanto tiempo. Los discos que escucharon, los recitales a los que asistieron, las fiestas en quintas clandestinas y un leve silencio. La circulación era un remolino y en la calle pasaban cosas ¿ por qué tendria que tener una cámara para retratar esto si en el privado de Amerik con un chico con el que finalmente jamás cogi hacia exactamente lo mismo? A los 18 años, a los 19 años la pulsión no era por ser material deseable, la pulsión era el deseo por el deseo mismo y eso involucraba el cuerpo del otro y el plus era terminar con un casste de Apex Twin en la mano, un telefóno garabateado en el brazo y lineas narrativas de historias para contar.

El suicidio lento por falta de riesgo artistico y estético es ser viejo ahora. Las fotos, los discos y los momentos son viejos en el exacto momento que suceden y de la misma manera que la critica solo deja en desventajas a las bandas que intenta colocar como "los yo la tengo de la escena local" o las bandas quedan en offside cuando se promocionan como "herederos de sonic youth"; su publico no corre mejor suerte cuando de una manera que solo despierta melancolia y cierta tristeza intenta congeniar el pasado en un presente que da como resultado un hibrido, que solo provoca una somnoliencia similar a cuando uno duerme una larga siesta en donde abundaron las pesadillas y las pesadillas decian que la fuerza de los ´70 y la irreverencia de los que siguen intactamente jovenes en las fotos; iba a ser licuada, desvastada y puesta en venta; por un grupo de famélicos que aparentemente nunca van a dejar de tener hambre.

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1 comentario:

Artie dijo...

Uo si! Les decis, que buena leniadora, te gusto "en el camino"? Y los pibes mutan, no te entienden, no saben de que hablas. Los brotes de espontaneidad creativa son siempre absorbidos por el sistema y convertidos en articulos de serie.